“La peor navidad de nuestras vidas”: Las historias de los colombianos secuestrados en cárceles de Venezuela

Detenciones arbitrarias, tratos inhumanos y familias en vilo marcan la crisis de colombianos presos en Venezuela, mientras crece el miedo en la frontera.
Protesta en la frontera para exigir la liberación de colombianos detenidos en Venezuela. Crédito: Foto: La FM Cucuta.

Detenciones sin respuestas, familias en la incertidumbre y una frontera marcada por el miedo, es el panorama que enfrentan decenas de colombianos que están o han estado privados de la libertad en Venezuela. Tratos inhumanos, incomunicación total y un impacto profundo en sus vidas hacen parte de una crisis que sigue sin resolverse.

Colombianos que cruzaron la frontera por trabajo, por razones familiares o por rutina, terminaron detenidos sin explicaciones claras, sin contacto con sus seres queridos y en muchos casos, sin una fecha de salida. Algunos ya regresaron a Colombia, pero aseguran que las secuelas del encierro siguen presentes.

“Comíamos frente a una letrina”

El pasado 24 de octubre, 18 colombianos fueron liberados y entregados por el régimen de Nicolás Maduro a las autoridades colombianas en el puente Tienditas, en la zona de frontera entre Norte de Santander y el estado Táchira. Entre ellos se encontraban Amín Abelino y Pedro Rojas, quienes narraron los hechos vividos durante su detención.

Abelino aseguró que fue retenido por la Armada venezolana y posteriormente entregado a la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGICIM), pese a que no le encontraron ningún elemento ilícito.

“Me detuvieron, me revisaron la maleta y no encontraron nada. Yo no llevaba ni un cortaúñas”, relató. Según su testimonio, al preguntar por qué lo detenían, la respuesta fue directa: “Me dijeron que por ser colombiano tenía que ser guerrillero o paramilitar, una de las dos”.

Denunció que durante las primeras 36 horas permanecieron sin comida ni agua y fueron víctimas de maltrato físico. “Me encintaron la cara, me pegaron cinta en la boca y me tiraron en un carro 36 horas sin comer, sin tomar agua”, afirmó.

Posteriormente, fueron trasladados a una cárcel venezolana, donde permanecieron seis meses incomunicados. “Nos encerraron en un calabozo, seis meses sin derecho a nada”, señaló.

Sobre las condiciones de reclusión, explicó que cualquier intento de denunciar lo ocurrido empeoraba la situación. “Cuando decíamos que estábamos secuestrados, ese era el peor error, porque nos tiraban gases y nos castigaban. Después de un tiempo nos daban una horita de sol diaria”.

Pedro Rojas, otro de los colombianos liberados, afirmó que fue detenido cuando se desplazaba entre San Cristóbal y Cúcuta.

“Me acusaban de terrorismo, financiamiento al terrorismo y asociación al terrorismo”, relató. También denunció condiciones indignas dentro del penal: Se come en una letrina, se huelen las heces de todo el penal. Es horrible”, afirmó.

Las voces de quienes esperan ver pronto a los suyos

Aunque algunos lograron salir, otros colombianos siguen detenidos sin información clara sobre su paradero o estado de salud.

Una de esas historias es la de Manuel Alejandro Tique Chávez, ingeniero industrial de 33 años, detenido cuando se dirigía a cumplir una misión social. Su padre, Víctor Tique, describió la angustia que vive su familia desde entonces.

“Es una situación muy difícil de sobrellevar. Uno piensa día y noche en las condiciones en que él puede estar”, aseguró.

De cara a la Navidad, Víctor Tique afirmó que esta será la fecha más dura de su vida y le envió un mensaje a su hijo. “Lo más triste es imaginarme a mi hijo encerrado en una celda oscura, pasando esas dificultades tan terribles”, dijo, al tiempo que pidió fortaleza para su hijo y reiteró su llamado al Gobierno colombiano para que intervenga.

Una situación similar vive Yeraldin Enciso, esposa de Daner Barajas, detenido en noviembre de 2024 cuando ingresó a Venezuela para visitar a su familia.

“Nuestros familiares son inocentes, no tienen antecedentes. Solo pedimos que los liberen y que el Gobierno de Colombia siga haciendo gestiones”, expresó.

A la incertidumbre se suma el temor por una eventual escalada del conflicto entre Venezuela y Estados Unidos y la amenaza de una invasión militar.

La frontera del miedo

El impacto de estas detenciones también se siente en la frontera. En Norte de Santander y La Guajira, cruzar ya no es un acto cotidiano.

“Cada vez que tengo que viajar a Venezuela voy con temor, con incertidumbre de que me detengan”, relató Luz Carime Díaz, una joven que ahora prefiere reencontrarse con su familia en Colombia.

En Paraguachón, comerciantes y habitantes describen un ambiente de miedo y caída económica: “Hoy en día todo el comercio se cierra temprano y uno vive con miedo”, aseguró uno de los comerciantes de la zona.

Mientras tanto, las familias insisten en que la incertidumbre no puede seguir siendo la única respuesta y piden acciones contundentes por parte del Gobierno colombiano.

En la Cancillería se mantiene una postura prudente para evitar que cualquier declaración pública termine interfiriendo en procesos diplomáticos en curso.

Una cautela que tiene antecedentes. Hace unos días, una declaración de la canciller Rosa Yolanda Villavicencio al medio Bloomberg, sobre un supuesto plan para que Nicolás Maduro saliera del poder y se conformara un gobierno de transición, habría generado un fuerte impacto en las relaciones bilaterales.

Según conoció la FM, tras ese episodio se frenó la liberación de 89 connacionales que estaban detenidos en Venezuela.

Sin embargo, el embajador en Venezuela, Milton Rengifo, dijo en comunicación con este medio que se presta “asistencia jurídica y social a todos los connacionales detenidos en el exterior”, mientras continúan las gestiones ante las autoridades del vecino país para lograr su liberación.