Indígena transgénero colombiana lucha por la inclusión mediante la moda

Roxana junto a la diseñadora Laura Laurens han creado una fusión que marca la moda.
Roxana es John Faber Crédito: AFP

En su documento de identidad, Roxana es John Faber. Esta joven indígena transgénero se abre camino en el mundo de la moda: sus tejidos perlados iluminan las últimas creaciones de la diseñadora colombiana Laura Laurens, desde Bogotá hasta Londres, París y Nueva York.

"Desde chiquita, yo soy niña. Solo que me daba miedo mostrarlo y vestía como hombre", dice a la AFP Roxana Panchi, de 24 años.

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De manos fuertes "como un oso", su animal fetiche, teje con delicadeza un brazalete, sentada en la cama de su cabaña, en la reserva Karmatarrua de la etnia Embera, cerca del municipio Andes (noroeste).

Hace dos años su vida cambió: conoció a Laura Laurens en la feria de artesanías de Bogotá. Roxana y otros nativos exhibían sus joyas sofisticadas.

Hasta entonces Roxana era feliz con la "rutina" del tejido tradicional de perlas o chaquiras. "Esta fusión increíble con Laura no me la imaginaba (...) ya la moda está en mi cabeza", dice con una sonrisa que irradia en su rostro moreno.

Lanzada en 2013 en París y ahora conocida desde Los Ángeles hasta Florencia, la marca de Laura Laurens se distingue por sus diseños de ropa cortada en tejido militar bruto o tinturado.

"Nací en un país en guerra. Uno crea (desde) donde viene", sostiene esta mujer de 37 años.

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Tanto el ejército como las FARC, la otrora guerrilla que firmó la paz en 2016, se vestían con uniformes de "los mismos proveedores", lo que llamó su atención. "Conceptualmente, es brutal en un país tan polarizado como el nuestro".

"Al final somos lo mismo y el territorio es el mismo", apunta Laura. Y mezclar "la tela militar con chaquiras, es una metáfora del territorio colombiano", de su diversidad, añade.

Los tejidos de Roxana iluminan las últimas creaciones de la diseñadora colombiana Laura Laurens.Crédito: AFP
Las dos artistas tejieron una amistad. Laura inserta las chaquiras en sus modelos además de botones hechos de balas perladas.
Con voz pausada Roxana evoca el proceso doloroso que la llevó a reivindicar su identidad, para el disgusto de su madre y parte de la comunidad embera, otra minoría marginada. "¡No quería ser un chico hombre! ¡Quería ser una chica trans!"Crédito: AFP
Cuando un cliente compra una de sus creaciones, de entre 300.000 y 1,2 millones de pesos (de 100 a 400 dólares), se lleva "todo este tramado de historias que hay detrás de la prenda".Crédito: AFP
La trayectoria de Roxanna no ha sido color de rosa. Con pudor, reconoce haber tenido una "infancia difícil". "Sufrí un poquito", lamenta. He visto "muchas chicas trans en la calle (...) en la prostitución más que todo".Crédito: AFP

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