Cuando falta poco para que el 2025 llegue a su final, algunas empresas continúan enfrentando problemas que, en ciertos casos, los llevan a cerrar sus puertas. Este es el caso de un café de origen cubano que llevaba más de 40 años ofreciendo platillos típicos del país y espacios para que los clientes disfrutaran de momentos especiales en Miami, Estados Unidos.
Se trata de Las Palmas, una empresa que pasó de generación en generación en la familia Magalhães. En una entrevista con Telemundo Miami, Mario Magalhães, actual propietario, expresó: "Aquí era un lugar donde la gente podía venir a tomarse su cafecito, almorzar una comida casera buena (...) cerramos para siempre", y agregó que los altos costos de los alimentos los llevaron a tomar la drástica decisión de cerrar.
A través de Instagram se publicó un video que captó un momento nostálgico de empleados y clientes disfrutando de las instalaciones y de los objetos emblemáticos del lugar.
El clip fue acompañado del mensaje: "Las Palmas para siempre. ¡Después de 45 años, Las Palmas está cerrando sus puertas, pero no antes de que hiciéramos un final jam! Quiero dar las gracias a todos y cada uno de ustedes por estos años de apoyo, tanto a nuestra comida como a nuestro café, y más recientemente a nuestros punchlines en Palmas shows y historic jams (...) gracias por estar siempre ahí como socios en nuestras escapadas de bar; sois ejemplos de verdaderos amigos y hermanos. Así que, mientras la historia de Las Palmas puede terminar aquí, todavía nos veremos en la pista de baile... y en el hipódromo".
Cierre motivado por cambios económicos y sociales
El cierre de Las Palmas no se dio de manera repentina, sino como consecuencia de varios factores que afectaron su operación en los últimos años. El incremento de los alquileres en el centro de Miami, junto con el alza en los precios de los insumos, redujo significativamente la rentabilidad del negocio. Además, la pandemia de COVID-19 modificó los hábitos de consumo: la menor afluencia de trabajadores a las oficinas y el auge del teletrabajo redujeron de manera constante la clientela habitual.
A pesar de estas dificultades, Carla Ferrari Magalhães, de 65 años, comentó que en las semanas previas al cierre el negocio registró un leve repunte en las ventas, aunque insuficiente para mantener el restaurante abierto. La propietaria aseguró que guarda buenos recuerdos de más de tres décadas en el centro de Miami y que la experiencia la deja satisfecha: "He conocido a muchas personas, he hecho amigos y el barrio siempre será especial para mí", afirmó.
Un legado de comunidad y sabor
Las Palmas no solo fue un lugar para comer; se convirtió en un punto de encuentro del barrio Flagler, ofreciendo una mezcla de sabores cubanos y latinoamericanos que hicieron del restaurante un referente local. Desde el cafecito hasta las croquetas y el Pan con Cubano, cada detalle del menú reflejaba la tradición familiar y el compromiso con la comunidad.
Desde 2016, la gestión estuvo a cargo de madre e hijo, Carla y Mario Magalhães, quienes añadieron su toque brasileño a algunos platos, incorporando nuevas recetas y celebraciones culturales los fines de semana. Los viernes eran especiales: se ofrecía un plato brasileño que combinaba ingredientes típicos de Brasil con la cocina tradicional cubana, y se planeaba amenizar con sambas brasileñas para acercar la cultura de su país al centro de Miami.
El restaurante también mantuvo una fuerte relación con la comunidad más allá de la gastronomía. Brindó catering a oficinas cercanas y participó en programas de apoyo durante la pandemia, incluyendo la distribución de empanadas y comidas a familias a través de las Escuelas Públicas del Condado de Miami-Dade. Incluso figuras internacionales como artistas brasileños y un parlamentario finlandés visitaron el lugar, consolidando su reputación como un espacio cultural y gastronómico.
Aunque Las Palmas cierra sus puertas, su influencia perdura. La combinación de tradición familiar, compromiso con los clientes y un menú que fusionaba lo mejor de Cuba y Brasil lo convirtió en un ícono del centro de Miami. Su legado seguirá vivo en quienes compartieron momentos en sus mesas y en los sabores que definieron generaciones.