Comprar vivienda sigue siendo una de las metas más importantes para muchas familias y personas que buscan estabilidad y patrimonio propio. Alcanzar ese objetivo implica planificar con cuidado, entender cómo funciona la financiación y conocer los pagos que deben hacerse antes de recibir las llaves del inmueble. Entre esos pagos, uno de los más relevantes es la cuota inicial.
La cuota inicial es el dinero que el comprador entrega al inicio del proceso de compra, antes de que un banco o entidad financiera otorgue el crédito hipotecario. Este monto corresponde a un porcentaje del valor total del inmueble y cumple una función clave: disminuir el monto que se necesita financiar. Cuanto mayor sea esa suma, menor será la deuda final y las cuotas mensuales a pagar.
¿Cuánto se debe pagar por la cuota inicial de un apartamento de $350 millones?
Por lo general, la cuota inicial se ubica entre el 20% y el 30% del valor total de la vivienda, aunque este porcentaje puede variar según la constructora o el banco. En el caso de un apartamento que cuesta $350 millones de pesos, el comprador debe disponer de una suma significativa desde el comienzo.
Si la cuota inicial corresponde al 20%, la persona deberá pagar $70 millones de pesos. Pero si el acuerdo exige un 30%, la cifra sube a $105 millones. Esta diferencia de $35 millones puede marcar un cambio importante en las condiciones del crédito y en el valor de las cuotas mensuales.
La Constructora Capital explica que este primer pago no solo beneficia al comprador, sino también a la entidad que financia el crédito. “Cuanto mayor sea la cuota inicial, menor será el monto que se deba pedir prestado, lo que reduce el riesgo para el prestamista. Esto permite ofrecer mejores condiciones de préstamo, como tasas de interés más bajas o plazos más flexibles”, señala la compañía.
En términos simples, pagar una cuota inicial más alta puede representar un esfuerzo mayor al comienzo, pero también un alivio en el tiempo, ya que el préstamo se vuelve más manejable y menos costoso.
Estrategias para reunir la cuota inicial
Lograr reunir una suma de ese tamaño no siempre es fácil, pero existen distintas alternativas para hacerlo de manera planificada y sin afectar demasiado las finanzas personales.
Ahorro programado: destinar una parte fija del ingreso mensual exclusivamente para la vivienda es una de las formas más efectivas. Crear un fondo específico ayuda a mantener la disciplina y a alcanzar el objetivo en un plazo definido.
Uso de cesantías: los trabajadores que están vinculados a un fondo pueden usar ese dinero para la compra de vivienda nueva o usada. Es una ayuda importante, sobre todo si se complementa con ahorro personal.
Planes de pago con la constructora: algunas empresas del sector ofrecen esquemas de pago por cuotas durante la construcción del proyecto. Este sistema permite entregar la cuota inicial de forma gradual antes de recibir el inmueble.
Venta de bienes o activos: vender un vehículo, un lote o cualquier bien adicional puede ser otra manera de conseguir los recursos necesarios para la cuota inicial.
Cada alternativa depende de la situación económica del comprador, pero todas comparten la misma idea: planificar con tiempo y ser constante.
La cuota inicial es, en definitiva, el punto de partida para alcanzar la vivienda propia. Conocer su valor, preparar un plan de ahorro y aprovechar los mecanismos disponibles puede hacer posible un proyecto que, con organización y disciplina, deja de ser un sueño lejano y se convierte en una meta alcanzable.