El Banco de la República reiteró que su tarea central es “mantener el poder adquisitivo del peso”, una responsabilidad que le otorgó la Constitución de 1991 y que guía todas sus decisiones de política monetaria.
La entidad recordó que la inflación corresponde al aumento sostenido de los precios y que, cuando se mantiene alta, “el dinero pierde valor rápidamente”, lo que afecta directamente a los hogares porque pueden comprar menos bienes y servicios esenciales.
Según el Banco, un entorno de inflación elevada o inestable también dificulta proyectos que dependen de financiamiento de largo plazo, como la educación, los emprendimientos o la compra de vivienda. En ese contexto, explicó que desde hace más de dos décadas opera bajo un esquema de inflación objetivo.
Bajo ese marco, la Junta Directiva define el nivel de la tasa de intervención para que la inflación “se acerque a una meta preestablecida positiva pero baja” y para que la economía crezca a un ritmo sostenible.
Protección
El emisor recordó que, desde finales de 2009, la meta anual es 3%, un nivel similar al adoptado por otros bancos centrales. Alcanzar ese punto, señaló, protege el valor del dinero y evita escenarios de inflación negativa, en los que los precios caen y los hogares y empresas prefieren aplazar sus decisiones económicas.
El Banco también destacó que contar con una meta clara cumple varias funciones. Permite a la Junta orientar sus decisiones sobre tasas de interés, facilita que los ciudadanos y las empresas entiendan y anticipen la política monetaria y sirve como guía para que el sector productivo fije precios.
“En la medida en que la meta sea creíble”, indicó la entidad, es más fácil alcanzar una inflación baja y estable. Además, señaló que comparar el dato mensual con el objetivo del 3 % facilita la rendición de cuentas.
La Junta Directiva toma sus decisiones con base en el análisis del estado de la economía y en la comparación entre el nivel actual y esperado de inflación frente a la meta.
Cuando ese diagnóstico muestra que los precios y las expectativas se mantienen por encima del 3 %, porque la demanda supera la capacidad productiva, la tasa de intervención aumenta para que el indicador regrese al objetivo.
Sin embargo, aclaró que no todos los aumentos de precios requieren ajustes en la tasa. Factores temporales, como una sequía que encarezca los alimentos, pueden no justificar movimientos, salvo que terminen afectando las expectativas de inflación futura.
En esos casos, la Junta decide elevar la tasa para evitar que las presiones se vuelvan persistentes y para facilitar el retorno hacia la meta.
El Banco de la República insistió en que la meta del 3 % es el punto de referencia de todos sus análisis. Su coherencia, expresó, es clave para cumplir la misión constitucional y para mantener una comunicación clara con la sociedad.