Millones de trabajadores en Colombia están a la expectativa de las negociaciones para definir el porcentaje del aumento del salario mínimo de 2026.
La discusión tendrá lugar en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, entre representantes de los gremios y de los sindicatos, con la mediación del Gobierno nacional.
A pesar de que la mesa de negociación será instalada el 1 de diciembre, como lo anunció el ministro Antonio Sanguino, ya se han comenzado a revelar las primeras posiciones. Por una parte, los gremios advierten que el aumento no debería ser de más de un dígito, pero el Gobierno nacional tiene la intención de que el aumento sea del 11%.
Según el Dane, la variación anual de la inflación para octubre fue del 5,51%, y diversos expertos apuntan a que cerraría el año en alrededor del 5%. Este dato es fundamental, pues la ley establece que el salario mínimo deberá aumentar por lo menos el valor de la inflación del año anterior.
Cualquier trabajador en Colombia quisiera un aumento sustancial de su salario, para contrarrestar el efecto de la inflación, que año tras año reduce el poder adquisitivo. Pero expertos advierten que un aumento exagerado del salario mínimo podría derivar en cargas excesivas sobre las empresas, estancando la productividad del país.
¿Cuál debería ser el porcentaje de aumento del salario mínimo?
Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, le dijo a La FM que el aumento del salario mínimo para 2026 debe ser prudente y equilibrado. "En un contexto donde la inflación sigue por encima de la meta del Banco de la República y el crecimiento económico aún es débil, un incremento excesivo podría afectar la generación de empleo formal y aumentar las presiones inflacionarias", dijo el director del centro de pensamiento.
Agregó que, con base en los criterios técnicos de inflación esperada y productividad laboral (alrededor del 1%), un aumento entre 6% y 7% sería razonable. "Este rango permite mantener el poder adquisitivo de los trabajadores, pero al mismo tiempo cuida la estabilidad macroeconómica y el mercado laboral", dijo.
"Es importante recordar que cerca del 55% de los trabajadores en Colombia se encuentra en la informalidad. Por eso, más allá del ajuste anual del salario mínimo, el país necesita avanzar en políticas que fortalezcan la productividad y la formación para el trabajo", finalizó el experto.
Por su parte, Henry Amorocho Moreno, consultor y profesor en Hacienda Publica y Tributación de la Universidad del Rosario, destacó que la definición del salario mínimo no debe ser únicamente técnica. “Me llevaría a sugerir, saliéndome de lo estrictamente técnico y pasándome a un acercamiento de concertación, que podríamos pensar en un aumento quizás muy parecido al del año pasado”, explicó. En ese sentido, señaló que la inflación prevista para este año es de 5,1% y la productividad cercana al 2%.
Amorocho precisó que, desde un punto de vista estrictamente técnico, “el aumento del salario mínimo debería ser indiscutiblemente del 7,1%”, pero añadió que “en aras de que haya un mecanismo concertado y que sea producto de un acuerdo entre trabajadores y empresarios, creo que no debería pasar del 8,4% para el año siguiente”. Según él, este ajuste permitiría dar un respiro en costos a micro, pequeñas y medianas empresas sin frenar la senda de crecimiento económico.
Adrián Garlati, doctor en Economía y profesor asistente de la Universidad Javeriana, afirmó para este mismo medio que “suponiendo más exactamente un 5% de inflación, el salario mínimo queda muy cerca del millón y medio de pesos” y consideró que “personalmente creo que tiene que quedar en ese valor, básicamente que aumente lo que aumenta la inflación”.
El economista advirtió que “siempre se quiere que aumente más, pero casi siempre que se aumenta más hay muchas preocupaciones de aumentos de desempleo o mayor informalidad”. Garlati agregó que este año se observa un incremento de la inactividad laboral: “Básicamente la gente se está retirando del mercado laboral… ni siquiera está buscando empleo”, lo que, según él, también podría estar relacionado con el ingreso de remesas y con que muchas personas se dedican al trabajo independiente en la informalidad.
Si no hubiese un acuerdo entre las centrales obreras y los gremios empresariales, el aumento del salario mínimo deberá definirse por el Gobierno de Gustavo Petro. Ese escenario ya ocurrió en 2024, cuando el jefe de Estado tuvo que decretar el aumento para 2025 en 9,54%, fijándolo en $1.423.500 sin el subsidio de transporte, y $1.623.500 con subsidio.