Investigadores latinoamericanos avanzan en la píldora anticonceptiva masculina: “Los ensayos iniciales han tenido resultados positivos”

Un equipo de la Universidad Autónoma de Querétaro explora la disposición de los hombres a usar la píldora anticonceptiva masculina y avanza hacia ensayos preclínicos.

Jorge Arturo Torres Juárez, investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro, explicó en Habla con Ella, de La FM, que su equipo trabaja en el desarrollo de una píldora anticonceptiva masculina orientada a afectar la funcionalidad del espermatozoide. Según indicó, el proyecto avanza en la fase de identificación de moléculas específicas y busca iniciar estudios preclínicos para continuar su validación.

¿Cómo funciona la investigación sobre la pastilla anticonceptiva masculina?

Durante la entrevista, Torres señaló que el objetivo del proyecto es “impedir la acción del espermatozoide” mediante el diseño de moléculas dirigidas a un blanco molecular determinado.

También comentó que esta línea de investigación forma parte de su tesis doctoral en biomedicina y que se enfoca en encontrar ligandos capaces de alterar la funcionalidad espermática. Según afirmó, “ya encontramos algunos ligandos que llegan a actuar sobre este blanco”, y los ensayos iniciales “han tenido resultados positivos in vitro”.

El investigador indicó que la fase actual se orienta a validar estos resultados antes de avanzar hacia nuevas etapas. Añadió que los tiempos prolongados en el avance no se deben a la naturaleza del anticonceptivo masculino, sino a los requisitos propios del desarrollo farmacéutico. Destacó que “no es como personal, es el proceso del desarrollo de fármacos el que es muy tardado”, y precisó que el siguiente paso consiste en iniciar estudios en modelos animales para posteriormente pasar a ensayos clínicos en humanos.

¿Cuánto falta para que exista un anticonceptivo masculino efectivo?

Al ser consultado sobre el tiempo estimado para que un anticonceptivo masculino pueda ser utilizado, Torres afirmó que, si todo avanza sin contratiempos, “a lo mejor unos siete años” podrían ser suficientes para alcanzar una fase más avanzada.

Señaló también que la investigación lleva alrededor de cuatro años y que requerirá apoyo adicional para acelerar los procesos, especialmente al iniciar las etapas preclínicas y clínicas, donde suelen concentrarse los mayores desafíos y costos.

En la entrevista también se abordó la disposición de los hombres a usar un anticonceptivo oral. El investigador recordó que, en 2010, una encuesta reveló que cerca del 60% de los consultados aceptaría tomarlo, aunque dijo que la información se presentó en términos “superbien vendidos”, al describirlo como oral, hormonal y sin efectos secundarios.

Por esa razón, el equipo busca repetir la encuesta “considerando esta presencia de efectos secundarios, que lo más seguro es que sí vaya a haber”, de modo que se reflejen percepciones más ajustadas a la realidad del desarrollo farmacológico.

Al preguntarle si él mismo utilizaría el anticonceptivo, Torres respondió: “sí, claro”. Indicó que el interés del grupo es medir nuevamente la disposición de uso en México, teniendo en cuenta los posibles efectos asociados.

También mencionó que no son el único equipo latinoamericano en esta línea de investigación y señaló que existe un grupo en Argentina trabajando en un proyecto similar, lo que representa un desarrollo científico simultáneo en la región.