Psicología explica por qué alguien evita la mirada durante una conversación

Evitar el contacto visual puede reflejar inseguridad, vergüenza o procesos cognitivos que dificultan la comunicación.
El contacto visual es una herramienta clave en la comunicación no verbal y revela emociones, atención e intenciones. Crédito: Foto: Freepik

El lenguaje no verbal representa una parte fundamental de la comunicación humana. Diversos estudios estiman que más del 90 % de lo que se transmite en una interacción cara a cara proviene de gestos, posturas y expresiones, más que de las palabras. Dentro de este lenguaje, el contacto visual es una herramienta crucial para captar la atención y demostrar interés.

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Mirar a los ojos no solo indica disposición para comunicarse, sino que también regula los turnos de palabra. Cuando alguien dirige su mirada hacia el interlocutor y guarda silencio, suele ser una señal de que espera una respuesta. De este modo, la mirada actúa como un canal que sincroniza el flujo de la conversación.

Los diferentes tipos de mirada y sus significados

Durante una charla, el contacto visual se mantiene entre el 40 y el 60 % del tiempo. Sin embargo, los movimientos o desvíos de la mirada no son aleatorios: responden a procesos mentales inconscientes. Cuando una persona recuerda información o elabora una respuesta, puede desviar los ojos hacia un lado, mientras que si miente, puede hacerlo hacia el otro.

La psicóloga Paula Martínez, especialista en neurociencia cognitiva, explica que existen distintos tipos de mirada:

  • Mirada esquiva: se asocia con inseguridad o vergüenza. Quien evita mirar puede sentirse amenazado o incómodo.
  • Mirada intensa y prolongada: denota atención, aunque si es excesiva, puede interpretarse como desafío.
  • Ojos entrecerrados: indican actitud defensiva o vigilancia.
  • Parpadeo excesivo: refleja nerviosismo o inquietud.
  • Pupilas dilatadas: suelen aparecer cuando algo genera interés o atracción.

Estas señales forman parte de un conjunto más amplio de gestos que conforman la comunicación no verbal.

El contacto visual es una herramienta clave en la comunicación no verbal y revela emociones, atención e intenciones.Crédito: Foto: Freepik


La importancia del lenguaje corporal

El especialista en comunicación no verbal Marcelo Sola señala que, del total de la comunicación, el 55 % corresponde al lenguaje corporal, el 38 % al tono y ritmo de la voz y solo el 7 % a las palabras. Esto demuestra la relevancia de los gestos y posturas, que muchas veces refuerzan —o contradicen— lo que se dice.

Por ejemplo, si una persona afirma estar feliz, pero evita mirar a los ojos y mantiene una postura cerrada, su lenguaje corporal podría contradecir el mensaje verbal. En contextos laborales, entrevistas o interacciones sociales, estas señales inconscientes resultan clave para interpretar las emociones reales.

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Por qué una persona evita mirar a los ojos

Según el consultor político Fran Carrillo, autor del libro Tus gestos te delatan, la mirada forma parte esencial del lenguaje facial. Afirma que solemos desconfiar de quien desvía la mirada en momentos importantes, ya que ese gesto puede transmitir inseguridad o evasión.

Sin embargo, el psicólogo estadounidense Ronald E. Riggio plantea un matiz. En su investigación sobre el engaño, encontró que los mentirosos tienden a mirar más a los ojos que las personas sinceras. Esto ocurre porque muchos son conscientes del mito que asocia la mentira con evitar el contacto visual y, por ello, intentan compensarlo.

Por su parte, la psicóloga Esther Blanco García explica que la conducta no verbal es inevitable: incluso si alguien decide no hablar, sigue emitiendo señales. La mirada, en particular, cumple una doble función: recibir y emitir información. Además de mostrar atención, regula los turnos de palabra y ayuda a sincronizar la conversación.

El contacto visual refuerza la confianza y la conexión entre los interlocutores.Crédito: Foto: Freepik


La mirada en diferentes culturas

El significado del contacto visual varía según el contexto cultural. En Estados Unidos, mantener la mirada se considera un signo de honestidad y respeto. En cambio, en culturas asiáticas como la japonesa, puede interpretarse como una falta de deferencia o una actitud desafiante.

Por eso, comprender las diferencias culturales es esencial para evitar malentendidos en entornos internacionales o multiculturales.

Desviar la mirada: entre la timidez y la cognición

Evitar el contacto visual también puede estar relacionado con la timidez o la ansiedad social. Blanco García sostiene que quienes desvían la mirada en exceso pueden tener dificultades para expresar sentimientos amistosos. Además, las personas que miran más son percibidas como más agradables, aunque un exceso de contacto visual puede parecer dominante o agresivo.

Un estudio publicado en la revista Cognition encontró que el cerebro no puede pensar y mantener el contacto visual al mismo tiempo con total eficiencia. Durante una conversación, cuando una persona busca las palabras adecuadas, su cerebro puede requerir desviar la atención de los estímulos visuales para concentrarse mejor.

Por otro lado, el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos explica que la ansiedad social puede provocar temor a ser observado o juzgado, dificultando el contacto visual. En estos casos, se recomienda psicoterapia y grupos de apoyo para manejar el miedo y mejorar las habilidades sociales.

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La mirada es una de las formas más poderosas de comunicación no verbal en las relaciones humanas.Crédito: Foto: Freepik


Cómo mejorar el contacto visual

Establecer contacto visual favorece la escucha activa y genera confianza. Sin embargo, mantener la mirada no debe convertirse en una fuente de tensión. Los expertos sugieren algunas estrategias:

  1. Introducir movimiento: conversar mientras se realiza otra actividad, como cocinar o caminar, puede reducir la incomodidad.
  2. Mirar con pausas: no es necesario mantener la mirada todo el tiempo. Se puede avisar si se desvía para pensar, lo que demuestra sinceridad.
  3. Entrenar la mirada: fijarse en un punto del rostro del interlocutor, como el triángulo entre los ojos y la boca, ayuda a practicar el contacto visual sin incomodidad.
  4. Practicar la respiración: realizar ejercicios para controlar la ansiedad antes o durante la conversación.