Argentina y Siria, los dos países del 2025 según The Economist

La revista también elogió a Brasil, Corea del Sur y Canadá.
El mensaje de Milei fue rápidamente replicado por otros miembros de su Gobierno, incluido el canciller, Pablo Quirno. Crédito: AFP

“Cada Navidad, The Economist nombra al país del año”, recuerda la revista británica en su edición especial de cierre de 2025. No se trata —aclara— de elegir “al más feliz” ni “al más influyente”, sino de identificar “al país que más ha mejorado, ya sea económica, política o en cualquier otro aspecto relevante”.

En un contexto global atravesado por crisis, guerras y disrupciones económicas, el semanario subraya que la mejora relativa se convierte en un mérito excepcional.

El balance del año, según la publicación, fue particularmente agitado. “Fue un año turbulento”, marcado por “el presidente Donald Trump perturbando el comercio mundial” y por “terribles conflictos que dejaron cicatrices en lugares como Gaza y Sudán”.

Aun así, The Economist destaca que varios países lograron sortear con éxito esas aguas turbulentas, preservando instituciones democráticas o impulsando reformas profundas.

Entre esos casos, menciona a Canadá, que “eligió a un tecnócrata sobrio como primer ministro, en lugar de un populista”, y resistió “el acoso estadounidense”.

También resalta a Moldavia, donde “los votantes rechazaron a un partido prorruso a pesar de las amenazas y la desinformación de Moscú”.

En Medio Oriente, el propio Trump “negoció una tregua inestable entre Israel y los palestinos”, un logro limitado pero significativo en un escenario altamente volátil.

Corea del Sur aparece como un ejemplo central de resiliencia democrática. La revista recuerda que “hace un año, el presidente Yoon Suk Yeol intentó imponer la ley marcial, enviando tropas para cerrar el parlamento”.

Frente a ello, “legisladores, manifestantes e instituciones se mantuvieron firmes”, y en 2025 “el expresidente caído en desgracia fue juzgado por insurrección”, reforzando el mensaje de que los intentos de ruptura constitucional pueden ser contenidos.

Un patrón similar se observa en Brasil, donde The Economist subraya que “un tribunal brasileño impuso una pena de 27 años de cárcel a Jair Bolsonaro”, expresidente que “perdió las elecciones en 2022” y “intentó dar un golpe de Estado para mantenerse en el poder”.

Para un país históricamente marcado por interrupciones institucionales, la revista enfatiza que “esta es la primera vez que un golpista ha sido debidamente castigado”.

El balance brasileño también incluye un avance ambiental: “el gobierno logró en 2025 frenar el ritmo de la deforestación en la Amazonia”, aunque advierte que “su política exterior, al servicio del Kremlin, manchó gravemente su historial”.

Entre todos los evaluados, The Economist identifica dos contendientes claramente superiores: Argentina y Siria. “Los dos contendientes más fuertes este año son muy diferentes”, señala el texto.

En Argentina, la mejora fue económica. El presidente Javier Milei, explica la revista, “comenzó reformas de libre mercado de gran alcance en 2023”, con el objetivo de romper “más de un siglo de estatismo y estancamiento”.

Las medidas fueron “excepcionalmente difíciles porque son excepcionalmente dolorosas”, pero en 2025 “el Sr. Milei se mantuvo firme, y los votantes lo apoyaron”.

Estados Unidos también intervino, “ofreciendo un salvavidas de 20.000 millones de dólares para evitar una crisis financiera”.

Los resultados, según The Economist, “han sido impresionantes”: “la inflación ha caído del 211 % en 2023 a alrededor del 30 % ahora”, “la tasa de pobreza ha bajado 21 puntos porcentuales” y “el presupuesto se ha controlado”.

Además, Milei “ha avanzado hacia un peso flotante y ha eliminado la mayoría de los controles de capital”. Aun así, la revista advierte que “Argentina aún podría fracasar”, que “los peronistas ansían regresar” y que el presidente “es intolerante con las críticas y está asediado por escándalos de corrupción”.

La mejora de Siria, en contraste, fue política y social. Hasta fines de 2024, el país estaba bajo el dominio de “Bashar al-Asad, un dictador odioso respaldado por Irán y Rusia”, con “cárceles repletas de presos políticos” y una guerra civil que “se había cobrado más de medio millón de vidas”.

Tras su caída, “era demasiado pronto para tener una idea de cómo sería la nueva Siria”, y existía el temor de “una teocracia islamista sombría o el caos”.

Según The Economist, “ninguna de las dos cosas ha sucedido”. “Las mujeres no están obligadas a cubrirse ni a quedarse en casa”, “se permite el entretenimiento y, sí, el alcohol”, y el nuevo líder Ahmed al-Sharaa ha sorprendido “manteniendo la cohesión del país y forjando buenas relaciones con Estados Unidos y los países del Golfo”. Con la flexibilización de sanciones, “la economía también comienza a recuperarse”.

Los riesgos persisten. “Las milicias perpetraron dos atroces masacres locales de minorías”, con 2.000 muertos, y “el Sr. Sharaa gobierna con un enfoque exclusivista”.

Sin embargo, la revista concluye que “Siria en 2025 es mucho más feliz y pacífica que en 2024”, que “el miedo ya no es universal” y que “unos 3 millones de sirios han regresado a casa”, razón por la cual “nuestra elección también recae en Siria”.