Es poco probable que Maduro abandone pacíficamente el poder en Venezuela, según The Wall Street Journal

El presidente Trump dijo que la situación en Venezuela puede resolverse "a las buenas o a las malas".
Nicolás Maduro, jefe del chavismo, continúa al frente del régimen en Venezuela. La prensa estadounidense trata el tema. Crédito: AFP


Tras más de dos meses de intensa presión por parte de Estados Unidos, que está cada vez más en escalada, Nicolás Maduro, jefe del chavismo, continúa en el poder. Según el periódico The Wall Street Journal (WSJ), no tiene intenciones de abandonarlo por vía pacífica.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cree -sin embargo- que aún hay chance de evitar un conflicto bélico en Venezuela, según sus declaraciones más recientes a la prensa local.

Según el diario estadounidense, los tiempos del exilio dorado para dictadores prácticamente han desaparecido.

Los mecanismos internacionales para perseguir abusos de derechos humanos y rastrear fortunas ilícitas han hecho que figuras como Maduro enfrenten cada vez más obstáculos para buscar refugio fuera de sus países.

Analistas citados por el WSJ señalan que Maduro no cree que pueda obtener una amnistía real y solo se siente seguro rodeado de los militares leales que han sostenido su régimen durante más de una década.

Una fuente que conversa frecuentemente con altos funcionarios venezolanos aseguró al periódico que la cúpula chavista considera que las amenazas militares de Washington son un “engaño”, y que el único escenario real de derrocamiento sería una invasión terrestre, algo que muchos expertos ven como improbable.

Aun así, la presión de Estados Unidos aumenta. El presidente Trump reiteró su disposición a combinar vías diplomáticas y coercitivas: “Si podemos salvar vidas, si podemos hacer las cosas por las buenas, está bien. Y si tenemos que hacerlo por las malas, también está bien”, dijo a periodistas, insistiendo en que está dispuesto a dialogar con Maduro.

El WSJ detalla que Trump ha autorizado operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela y desplegado la mayor fuerza naval estadounidense en el Caribe en décadas, incluyendo el portaaviones más avanzado del país.

Además, Washington ha intensificado los ataques contra presuntas lanchas rápidas utilizadas por narcotraficantes, operaciones que han dejado decenas de muertos desde septiembre.

En paralelo, la presión judicial se ha intensificado. La administración Trump designó al Cártel de los Soles como organización terrorista, asegurando que Maduro lo lidera.

Estados Unidos acusa al mandatario de participar en una conspiración narcoterrorista para traficar toneladas de cocaína y ofrece 50 millones de dólares por su captura. Maduro niega todos los señalamientos.

Además, la Corte Penal Internacional investiga a Venezuela por crímenes de lesa humanidad, incluyendo persecución política, torturas y asesinatos ocurridos especialmente durante la represión de 2017, cuando más de 5.000 personas fueron detenidas arbitrariamente y más de 125 murieron en enfrentamientos con cuerpos de seguridad.

Los analistas consultados por el periódico sostienen que la supervivencia del régimen depende de mantener la cohesión basada en la protección mutua frente a la justicia internacional, un entramado que describen como “una mafia suelta”.

La presencia de agentes de contrainteligencia cubanos dentro de las fuerzas armadas refuerza ese control interno y hace prácticamente imposible cualquier intento de golpe.

Las opciones de exilio para Maduro son sumamente limitadas. Rusia podría recibirlo, como hizo con Bashar al-Assad, pero no está claro que pueda garantizar su protección. Cuba, aunque es un aliado histórico, atraviesa una crisis económica severa.

Y ciudades europeas como Madrid serían especialmente riesgosas por la fuerte presencia de comunidades venezolanas contrarias al chavismo. Turquía aparece también como un destino improbable.

La situación se complica aún más con la figura de María Corina Machado, ganadora del Premio Nobel de la Paz este año, quien ha prometido que el “régimen criminal” deberá rendir cuentas y se ha comprometido a reformar profundamente las fuerzas armadas y los cuerpos policiales.

Esta postura —señala el WSJ— alimenta el temor del chavismo de que una transición implique prisión, confiscación de bienes o extradiciones.