El municipio de Buenos Aires, en el norte del Cauca, amaneció marcado por una de las jornadas de violencia más graves de los últimos años. Las afectaciones son evidentes en la infraestructura urbana, con fachadas destruidas, techos colapsados y edificaciones seriamente dañadas.
A ello se suma un impacto emocional que atraviesa a la comunidad, reflejado en el temor persistente, el silencio de las familias y la incertidumbre frente a lo que pueda ocurrir.
Durante varias horas, la población permaneció en medio de enfrentamientos armados, con detonaciones y disparos constantes. Varios habitantes se vieron obligados a abandonar sus viviendas de manera intempestiva, buscando refugio para proteger su vida, mientras otros permanecieron confinados ante el temor de quedar en medio del fuego cruzado.
Un balance doloroso, sin víctimas mortales
El balance preliminar deja varios policías heridos, cuantiosos daños materiales y una comunidad golpeada. Sin embargo, en medio del caos, hay un hecho que ha sido resaltado tanto por autoridades como por la ciudadanía: no se registraron personas fallecidas.
“Damos gracias al cielo que esto no haya producido pérdida de vidas humanas”, expresó el alcalde de Buenos Aires, Pablo César Peña, al recorrer las zonas afectadas.
Infraestructura destruida y servicios paralizados
Los ataques dejaron destruida la Estación de Policía, así como la sede del Banco Agrario y la iglesia del municipio, tres espacios clave para la seguridad, la economía y la vida comunitaria. Además, varias viviendas resultaron afectadas, algunas con daños estructurales severos.
La destrucción de estas edificaciones ha paralizado actividades esenciales y ha encendido las alarmas entre comerciantes, campesinos y líderes sociales, que advierten sobre las consecuencias económicas y sociales que ya comienzan a sentirse.
“No tiene presentación que el esfuerzo de toda una vida se pierda así no más”, señaló el mandatario local al referirse a las familias que vieron sus casas destruidas o gravemente afectadas.
La voz del alcalde: dolor, pero decisión de seguir
El alcalde Pablo César Peña habló con visible conmoción, pero también con determinación. En sus palabras quedó claro el tamaño del golpe que recibió el municipio, pero también la voluntad de no abandonar a la comunidad.
“Esto produce una desilusión y una desesperanza muy grande, pero no hemos estado acostumbrados a rendirnos. Nos toca resistir, avanzar y convertir toda esta tristeza en fuerza para superar lo que estamos viviendo”, afirmó.
El mandatario anunció que desde este mismo martes iniciará gestiones ante el Gobierno Nacional para la reconstrucción de la infraestructura, y agradeció las muestras de solidaridad recibidas. Confirmó, además, que se reunirá con autoridades nacionales, entre ellas el Ministerio del Interior y Fonsecón, para buscar recursos y soluciones.
“Tenemos que encontrar los mecanismos jurídicos para ayudar a las familias que perdieron sus viviendas. El Estado no puede ser indiferente ante esta realidad”, agregó.
Crisis humanitaria y respuesta de la Fuerza Pública
Desde el ámbito de la seguridad, el director de la Policía Nacional, brigadier general William Oswaldo Rincón, rechazó los ataques y confirmó que se trató de una acción atribuida al Estado Mayor Central, estructura armada ilegal.
“Desde las seis de la mañana se inició un ataque contra la población de Buenos Aires, con lanzamientos de artefactos explosivos y disparos contra la estación de Policía, la Alcaldía y viviendas”, explicó el oficial.
El general Rincón indicó que fue necesario el apoyo terrestre y aéreo de las Fuerzas Militares para repeler los ataques y evitar mayores afectaciones a la población civil. También reveló que los responsables abandonaron cinco cilindros y una volqueta cargada con munición y explosivos, lo que evidencia la magnitud del riesgo al que fue expuesto el municipio.
“La Policía está aquí para acompañar a la comunidad. Seguiremos trabajando con respeto absoluto por los derechos humanos y con todo el peso de la ley contra quienes atenten contra la población”, aseguró.
Un Cauca que clama atención urgente
Lo ocurrido en Buenos Aires no es un hecho aislado. Hace parte de una crisis humanitaria persistente en el Cauca, donde comunidades enteras viven entre el miedo, el desplazamiento forzado y la fragilidad institucional. Mientras se anuncian refuerzos de seguridad y planes de reconstrucción, la población pide algo más básico: poder vivir sin temor.
Hoy, Buenos Aires intenta levantarse entre ruinas, con la esperanza de que esta vez la ayuda no llegue tarde y que el dolor vivido no quede reducido a una estadística más del conflicto armado en Colombia.