La tensión que desde hace meses se respira en El Peñol, Nariño, finalmente estalló en una crisis que hoy tiene a decenas de familias abandonando sus hogares. La cancelación del Carnaval de Negros y Blancos y de todas las festividades decembrinas no solo significó la suspensión de una tradición centenaria, sino que destapó la gravedad del orden público en este municipio, cada vez más presionado por la presencia de actores armados que disputan el control del territorio.
Lo que inicialmente parecía una medida preventiva terminó revelando un drama más profundo. Este lunes, al menos 140 familias emprendieron un desplazamiento forzado hacia Pasto, buscando refugio frente a la creciente violencia. Y la cifra podría aumentar. Uno de los habitantes desplazados relató a La FM la magnitud del temor que se vive en la zona:
“Ya hay un desplazamiento. Las familias que viven cerca de la estación de Policía ya están saliendo. Otras veredas harán lo mismo. Seremos entre 200 y 300 familias moviéndonos masivamente hacia Pasto. El miedo ya no deja trabajar ni movernos libremente. Después de las 6 o 7 de la noche, el municipio queda desolado”.
El testimonio refleja una realidad insostenible. Durante noviembre, El Peñol fue escenario de un ataque con explosivos contra la Estación de Policía, enfrentamientos entre grupos armados y la fuerza pública, y un intento frustrado de atentado contra el Ejército con una motocicleta cargada con explosivos. La población asegura que la presencia de grupos ilegales cercó su cotidianidad y los dejó atrapados entre las balas y el silencio.
Una decisión histórica y dolorosa
La Alcaldía de El Peñol confirmó la cancelación de todas las festividades de fin de año y del Carnaval de Negros y Blancos 2026, una medida que solo tiene un precedente: en 1979, cuando un maremoto golpeó a Tumaco y las celebraciones se suspendieron para atender la emergencia. Es decir, esta es apenas la segunda vez que El Peñol cancela una fiesta que para Nariño es símbolo de identidad, resistencia cultural y unidad comunitaria.
La decisión no solo se tomó por motivos de seguridad: artistas invitados cancelaron, la logística se volvió insostenible y las autoridades no pudieron garantizar condiciones mínimas para realizar los eventos.
Golpe a la cultura y al tejido social
La suspensión impacta directamente a los artistas, carroceros, músicos, artesanos y comparsas que desde años atrás preparan su participación. La cultura, que siempre ha sido un refugio frente a la violencia en Nariño, vuelve a verse golpeada.
En Pasto ciudad donde el Carnaval es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, según la Unesco, las autoridades se preparan para recibir a las familias desplazadas y brindar acompañamiento en medio del temor generalizado que crece en la región.
El Peñol no solo canceló sus celebraciones: perdió la tranquilidad, la movilidad, el trabajo y la vida comunitaria. Hoy, mientras las familias avanzan hacia Pasto buscando protección, el municipio queda en silencio, marcado por el miedo y a la espera de respuestas que frenen la violencia que lo expulsó.