Ante un juez de control de garantías, una fiscal delegada presentó cargos contra Juan Carlos Suárez Ortiz, señalado como el primer capturado por su presunta participación en el homicidio del estudiante Jaime Esteban Moreno Murillo, de 20 años, perteneciente a la Universidad de Los Andes. La acusación formal se realiza por el delito de homicidio agravado.
Durante la diligencia judicial, el ente acusador explicó que, de ser hallado culpable, Suárez Ortiz podría enfrentar una condena que oscilaría entre 40 y 50 años de prisión, en atención a la gravedad del delito y las circunstancias en las que se cometió el ataque.
Lo ocurrido en la madrugada del 31 de octubre
De acuerdo con los resultados preliminares de la investigación, Jaime Esteban Moreno, estudiante de séptimo semestre de ingeniería de sistemas, salió de la discoteca Before Club, ubicada sobre la Avenida Caracas con Calle 63, alrededor de las 3:20 de la madrugada del 31 de octubre. Iba acompañado por un amigo y ambos decidieron retirarse para evitar un posible enfrentamiento con otros asistentes.
Sin embargo, según la Fiscalía, Suárez Ortiz, quien llevaba un disfraz de diablo y el rostro pintado de rojo y negro, lo siguió unos metros más adelante. Al alcanzarlo, le propinó un golpe por la espalda, a la altura de la nuca, en inmediaciones de la calle 64 con carrera 14. Este hecho fue relatado por la fiscal Heidy Milena Ruiz, quien destacó la importancia del testimonio del amigo del joven, testigo clave en la identificación del agresor.
El testimonio y la agresión final
El acompañante relató que intentó intervenir para detener el ataque y alejar a su amigo del lugar. Ambos continuaron caminando, pero fueron alcanzados nuevamente una cuadra después, en la calle 64 con carrera 15. En ese punto, Suárez Ortiz, junto con Ricardo González, disfrazado de conejo con orejas negras, volvió a golpear al estudiante, esta vez con mayor violencia.
A las 3:36 de la madrugada, un vigilante del sector informó a la Policía sobre lo ocurrido. Una patrulla llegó minutos después y trasladó a Moreno Murillo inicialmente a una clínica de Chapinero, y posteriormente al Hospital Simón Bolívar.
Debido a la gravedad del trauma craneoencefálico, el joven ingresó con diagnóstico de muerte cerebral y falleció poco después por un paro cardiorrespiratorio.