La Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova, en el occidente de Bogotá, recibió desde primeras horas a familiares, amigos cercanos, excompañeros de armas y altos mandos activos que acompañaron las exequias del general retirado Jorge Enrique Mora Rangel, excomandante de las FF. MM. durante el gobierno de Álvaro Uribe.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo en la Capilla Cristo Salvador, ubicada en el interior del complejo sobre la Calle 80. El lugar se colmó de asistentes que se acercaron para despedir al excomandante del Ejército y de las Fuerzas Militares.
Despedida del General
Tras la misa, se realizó el traslado del cuerpo a Jardines de Paz, donde sería inhumado en el Panteón Militar. Entre los asistentes destacó la presencia de su familia, que compartió palabras de despedida. Su nieto, Santiago Mora, recordó el papel fundamental que el general tuvo en su vida y en la de toda la familia.
“Siempre fue y será nuestro modelo, nuestro guía y consejero. ‘La verdad siempre te llevará a la victoria’, me repetía una y otra vez”, expresó.
Aseguró que su abuelo inculcó la unión familiar como un principio irrenunciable y que su sentido de entrega abarcaba no solo a sus hijos y nietos, sino también “a su país, a su Ejército”.
"Despedimos a un soldado insignia"
El comandante de las Fuerzas Militares, el almirante Francisco Cubides, rindió homenaje al alto oficial, destacando el impacto que dejó en la institución.
“Hoy nos congrega un dolor que atraviesa los cimientos de las Fuerzas Militares y llega al corazón de la nación. Despedimos a un soldado insignia, un hombre cuya vida estuvo consagrada al servicio con honor y sacrificio. Su trayectoria marcó la historia reciente de Colombia”, afirmó.
A su turno, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, resaltó su papel en los diálogos de paz con las Farc en 2012.
“Fue llamado por su prestigio y legitimidad moral. En La Habana representó al país con firmeza y recordó que la paz no se construye negando la historia, sino transformándola”, señaló.
Nacido en Cúcuta en 1945, Mora Rangel dejó un legado por su rol como comandante del Ejército y de las Fuerzas Militares, así como por su participación en la mesa que derivó en el Acuerdo de Paz, proceso que posteriormente analizó y cuestionó en su libro Los pecados de la paz.