El sicariato sigue siendo el rostro más visible de la violencia en Cartagena. En lo que va de 2025, 213 personas han sido asesinadas bajo esta modalidad, según cifras de la Policía Metropolitana, que advierte que el 90 % de los casos están relacionados con la disputa por el microtráfico entre el Clan del Golfo y la banda Salsas Nueva Generación.
Una ciudad bajo amenaza
Los reportes de las autoridades confirman un patrón que se repite en las calles: la motocicleta es el principal vehículo del crimen. De acuerdo con el más reciente balance, el 60,1 % de los homicidios en Cartagena involucran motos, una cifra que ha aumentado de forma sostenida frente al 44 % registrado en 2022.
El brigadier general Gelver Peña, comandante de la Policía Metropolitana, explicó a LA FM que la disputa entre estas organizaciones ilegales tiene como centro las finanzas criminales que alimentan el negocio del microtráfico.
“El 90 % de los homicidios obedecen a la confrontación entre el Clan del Golfo y las Salsas Nueva Generación. Ambos buscan dominar los puntos de expendio y las rutas de distribución”, señaló.
La ofensiva de la Policía
Para enfrentar este fenómeno, la institución mantiene activa la operación Orux, una ofensiva local articulada con la operación Agamenón, que busca desmantelar las redes financieras y logísticas de los grupos criminales.
“Estamos atacando la fuente de recursos. Sin dinero no hay capacidad para sostener la estructura criminal ni pagar por un sicariato”, explicó el general Peña.
Jóvenes atrapados en la violencia
Uno de los aspectos más preocupantes es la participación de jóvenes entre los 16 y 25 años, tanto como víctimas como victimarios.
“Los grupos criminales usan a muchachos para ejecutar encargos por sumas pequeñas. Les venden la idea del dinero fácil, pero terminan perdiendo la libertad o la vida”, lamentó el comandante.
Aunque existen programas de prevención como Jóvenes a lo Bien y Jóvenes en Paz, la violencia sigue concentrada en barrios como Olaya Herrera, La María, San Francisco y El Pozón, donde la falta de oportunidades y la presencia de bandas alimentan el ciclo del sicariato.
Ciudadanos exigen resultados
El aumento de los homicidios tiene en alerta a los cartageneros, que piden un plan de choque para frenar la violencia.
“El alcalde y las autoridades deben pensar en medidas más efectivas para contrarrestar la ola de homicidios. No basta con identificar el problema, es necesario mostrar resultados”, afirmó Alcides Arrieta, veedor ciudadano.
Arrieta advirtió además que, aunque la mayoría de los casos están ligados al conflicto entre bandas, algunas víctimas resultan ser inocentes, afectadas por la violencia indiscriminada.
Las cifras del crimen
Según el más reciente informe de Cartagena Cómo Vamos, los casos asociados al sicariato representan el 35 % del total de homicidios, una proporción que se ha mantenido estable. El 83 % de los asesinatos son cometidos con arma de fuego y el 70 % de los agresores no ha sido identificado, lo que refleja un alto grado de impunidad.
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Frente a este panorama, las autoridades distritales y el Ministerio de Defensa anunciaron patrullajes mixtos entre Policía y Ejército en los sectores más conflictivos y la ampliación por un año más de la restricción al parrillero hombre en varios puntos de la ciudad.
Un problema estructural
“Estamos llegando con todas las capacidades del Estado a los barrios donde se concentra el delito. Este trabajo articulado con la Alcaldía, el Ministerio de Defensa y la Fiscalía nos ha permitido una reducción del 9 % en los homicidios globales. Aun así, el sicariato sigue representando el 75 % de los casos, por eso la prioridad es salvar vidas y frenar el reclutamiento de jóvenes”, concluyó el general Peña.
Mientras tanto, el sicariato en Cartagena sigue siendo un fenómeno estructural, impulsado por las economías ilegales del microtráfico, el uso de motocicletas y la impunidad. Aunque los indicadores muestran una ligera reducción general de homicidios, la violencia se mantiene arraigada en los barrios del sur de la ciudad, donde la combinación de pobreza, criminalidad y falta de oportunidades mantiene viva la maquinaria del crimen.