La honestidad es, sin lugar a dudas, una de las mayores virtudes del sargento viceprimero del Ejército Nacional Enrique Pulido Acevedo, un hombre humilde, de familia campesina y mirada sincera.
Con más de 17 años en el Ejército, se ha convertido en referente de integridad, honor y decencia para sus compañeros. Un militar incorruptible a pesar de tener, literalmente, el oro a sus pies.
Es tímido, habla poco, su tono de voz es bajo y le asustan las cámaras, pero a la hora de combatir a los criminales es contundente. No hay nada que se le pase.
Su ojo de “águila”, y el de sus soldados, es capaz de detectar, a kilómetros, cualquier anomalía, especialmente en carros que han sido modificados para ocultar cargamentos de drogas, armas o, en este caso, de lingotes de oro.
El hallazgo que cambió su vida
Fue el pasado 4 de octubre, en medio de un retén de rutina, cuando el sargento viceprimero Enrique Pulido Acevedo y sus soldados pidieron la requisa de un vehículo que se movilizaba en una vía de Huila.
Si bien sospechaban que alguna carga iba oculta en el carro, jamás imaginaron lo que encontrarían.
"Yo era comandante de pelotón en un puesto de control que se realiza sobre la vía principal que conduce de Mocoa a Pitalito. En ese puesto de control se le hace el 'Pare' a un vehículo y, en la inspección, nos dimos cuenta de que transportaba unos lingotes de oro en el tanque del combustible", narró el militar.
Eran en total 28 lingotes de oro, protegidos con medias y escondidos en el tanque del combustible. De lejos, los uniformados notaron la anomalía.
"Tenemos soldados que, por su experiencia en inspección, verifican si los vehículos tienen alteraciones en sus partes. Lo que más alteran son los tanques del combustible y a las puertas les cortan las latas para esconder el material que van a transportar. Cuando vemos algo sospechoso, pasamos a hacer una inspección minuciosa, más detallada", explica Pulido Acevedo.
Los sentidos son fundamentales en dichas inspecciones. Miran la pintura, la soldadura, la forma de las partes del carro, las alineaciones e incluso tocan cada parte para saber si el sonido es diferente, pues, según el sargento, un tanque con combustible y un tanque modificado para llevar una carga suenan diferente.
Ese día los sentidos no fallaron, la carga fue descubierta, aunque los dos tripulantes del carro intentaron ocultarlo.
"Se golpeó el tanque del combustible y, como traía un peso que no era el normal, el soldado procede a quitar el filtro para meter la mano. Se observan unas medias que traían unos objetos adentro. Al ver esa media, se le pregunta al conductor qué transporta, y él manifiesta que son 3 kilogramos de cocaína; creía que lo íbamos a dejar pasar. Pero al sacar las medias, descubrimos los lingotes de oro", agregó el sargento.
El intento de soborno
El cargamento pesaba 42 kilogramos y estaba avaluado en más de $20.580 millones. Al parecer, pertenecería a los Comandos de Frontera de las disidencias de las Farc. Perder los lingotes de oro significaba un duro golpe a las finanzas ilegales de estos criminales.
Por ello, los dos ocupantes del vehículo les ofrecieron al sargento y a sus soldados un soborno; intentaron comprar su “boleto” a la libertad. El precio lo podían poner los uniformados.
"En ese momento, el conductor les ofrece dinero a los soldados que estaban ahí. Cuando me llaman, voy a verificar lo que encontraron y el señor me ofrece igualmente dinero; me decía que le dijera qué cantidad quería, que él me hacía la transferencia".
De inmediato, el sargento Pulido Acevedo informó al comandante del batallón lo sucedido y ordenaron reforzar la seguridad del puesto de control. Las disidencias podrían atacar luego de perder los 28 lingotes de oro.
Sin importar el riesgo, el sargento ordenó la captura de los dos hombres y la incautación del oro. Al día siguiente, en las noticias se reportaba el hallazgo sin saber que las disidencias le pusieron precio a su “cabeza” y a la de sus soldados.
Un acto de honor que les pudo costar la vida
El sargento viceprimero Enrique Pulido Acevedo nació en el seno de una familia humilde, creció en el campo y sus padres, desde niño, le inculcaron los valores que hoy lo caracterizan.
"Eso viene de casa, los principios y los valores que nos enseñan nuestros padres. Soy de familia humilde, del campo, donde nos enseñan que no se debe coger lo que no es de uno y que ninguna plata fácil en la vida es bien habida. Es mejor acostarse a dormir tranquilo y no pensando en que tendrá problemas después por recibir dádivas", dijo el sargento.
Esos mismos valores son los que, junto a su esposa, busca inculcarles a sus dos hijos, quienes —dice— son su inspiración.
Pero su honestidad lo llevó a convertirse en uno de los hombres más destacados, pues fue homenajeado por el comandante de la institución, general Luis Emilio Cardozo, y hará parte de la “Noche del honor”, la ceremonia más importante para el Ejército Nacional.
Entre miles de hombres y mujeres de la institución, el sargento Pulido Acevedo será condecorado el próximo 5 de diciembre, por demostrar que las buenas acciones siempre traen su recompensa y que no todo lo que brilla —así sean 28 lingotes de oro— compra la honestidad.