La votación de la reforma tributaria del presidente Gustavo Petro volvió a aplazarse este miércoles en la Cámara de Representantes, en medio de posibles maniobras dilatorias y confusión sobre el quórum necesario. El proyecto enfrenta un panorama complejo en el Congreso, ya que no cuenta con las mayorías necesarias en las comisiones económicas del Senado para ser aprobado.
Tras la primera votación, donde 15 miembros estaban presentes, la ponencia positiva de la reforma logró 8 votos a favor y 7 en contra, sin embargo; el presidente de la comisión, Wilmer Castellanos, ordenó repetir la votación. Al reabrirse la sesión, el quórum ya no estaba completo y se suspendió la deliberación, impidiendo que la ponencia avanzara.
Esta situación desencadenó fuertes agarrones, uno de esos lo protagonizó el ministro de Hacienda, Germán Ávila y varios congresistas, ante la ausencia de votos suficientes para aprobar la reforma tributaria.
“Algunos congresistas buscan una aparente victoria frente a las propuestas del Gobierno nacional”, afirmó el ministro, quien aseguró que las críticas a los impuestos sobre grandes patrimonios y productos como tabaco y licores no se basan en un análisis serio de los efectos sobre los sectores de menores ingresos. “Aquí no estamos defendiendo a una sociedad ni a unas necesidades de la población de menores ingresos. Eso es falso”, indicó.
En respuesta, Carlos Meisel, del Centro Democrático, sostuvo que el Gobierno desconoce la realidad del país y calificó de regresivo el impuesto al patrimonio. “Cualquier predio en la ruralidad hoy le llega el famoso impuesto al patrimonio que es totalmente regresivo y expropiatorio”, dijo, advirtiendo además sobre el impacto de las medidas fiscales en bancos y usuarios.
Por su parte, Katherine Miranda, representante de la Alianza Verde, cuestionó las prioridades del Gobierno y advirtió que la comisión cuarta de la Cámara podría estar siendo utilizada para dilatar el debate. “Me temo que este Gobierno, haciendo sacar la comisión, quiere luego decir que el Congreso no quiso debatir y que le va a tocar sacar esto por decreto porque hay una emergencia económica”, afirmó.
Otros congresistas aprovecharon la sesión para expresar sus posiciones sobre la reforma. La representante Martha Lucía Ramírez, del Partido Conservador, señaló: “El Gobierno no ha explicado con rigor cómo estos cambios afectan el recaudo en el mediano plazo. No podemos votar a ciegas una reforma de este tamaño”.
A su turno, el representante Juan Esteban Rodríguez, del partido Liberal, defendió la propuesta oficialista: “Esta reforma no es un capricho; es una herramienta para cerrar brechas y financiar derechos básicos. Si no modernizamos el sistema tributario ahora, seguiremos postergando soluciones”.
La oposición también insistió en que el Gobierno no ha logrado construir un consenso político mínimo alrededor de la reforma, lo que explicaría las crecientes dificultades para avanzar en las comisiones. Algunos congresistas señalaron que la falta de claridad sobre el impacto real de las medidas propuestas genera incertidumbre no solo en el Legislativo, sino también en el sector empresarial, que sigue a la expectativa de posibles cambios de última hora.
Entre tanto, organizaciones sociales y académicos han pedido al Congreso retomar el debate con mayor profundidad técnica, alertando que una aprobación apresurada podría generar distorsiones en sectores productivos clave.
Mientras se define el futuro del proyecto, el Gobierno evalúa estrategias para recuperar apoyo dentro de las comisiones y evitar un nuevo revés legislativo. No obstante, la creciente tensión política y la polarización alrededor del articulado anticipan que la discusión continuará siendo uno de los principales focos de confrontación entre el Ejecutivo y el Congreso en las próximas semanas.