En muchos hogares y colegios, la concentración de los adolescentes se ha convertido en un tema frecuente. La presencia del celular en la vida cotidiana genera preocupación entre padres, cuidadores y docentes, quienes temen que el dispositivo afecte la atención, el rendimiento escolar y la salud emocional. Sin embargo, psicólogos señalan que el problema no es únicamente el celular, sino la relación que los adolescentes establecen con la tecnología, el tiempo y sus rutinas.
La concentración adolescente, según especialistas, no se recupera con castigos ni retirando el celular por completo. Por el contrario, estas medidas pueden aumentar la ansiedad, el enojo y la desconexión familiar. Por eso, las recomendaciones psicológicas actuales invitan a comprender el contexto social y emocional en el que los adolescentes usan el celular, así como a acompañarlos en la construcción de hábitos saludables.
Recomendaciones psicológicas para la concentración adolescente
De acuerdo con el Child Mind Institute, los adolescentes desarrollan mejor la concentración cuando existe una estructura clara del tiempo, pausas regulares y metas pequeñas. El estudio indica que el cerebro juvenil necesita alternar actividad mental, movimiento y descanso, incluso cuando usa el celular, lo cual reduce la frustración y mejora el aprendizaje.
La psicóloga Mariana Velandia, Psicología de la Universidad Externado de Colombia, afirma que no se trata de satanizar el celular, sino de enseñar a los adolescentes a “usar la tecnología de manera consciente, sin que afecte el sueño, el estado de ánimo o la motivación”. Velandia señala que acuerdos familiares, horarios visibles y acompañamiento respetuoso fortalecen la concentración y la autonomía.
Celular con límites claros y hábitos saludables
Los psicólogos recomiendan diseñar una rutina diaria que incluya estudio sin interrupciones, uso libre del celular, descanso y actividades físicas. Esto ayuda a la concentración adolescente, disminuye la dependencia emocional y promueve relaciones más sanas con la tecnología. Además, explican que mantener el celular fuera del alcance durante 25 minutos y permitir cinco minutos de revisión posterior, técnica inspirada en la gestión del tiempo, puede mejorar la atención sin generar rechazo.
Asimismo, crear espacios tranquilos, con buena iluminación y sin ruidos, favorece la concentración de los adolescentes. Los especialistas insisten en que el ejemplo adulto también influye: cuando los adultos revisan constantemente el celular, los adolescentes reciben un mensaje contradictorio sobre autocontrol y prioridades.
Acompañamiento emocional y comunicación abierta
La concentración adolescente no es solo un asunto académico, sino emocional. Los psicólogos recuerdan que ansiedad, estrés, falta de sueño o preocupaciones personales afectan la atención más que el celular. Por eso, mantener conversaciones sin juicio, preguntar cómo se sienten y validar sus experiencias fortalece la conexión familiar y facilita que los adolescentes acepten límites saludables con el celular.