El café es una de las bebidas calientes más populares en el mundo por varias razones: su sabor, su presencia como acompañante de comidas pequeñas dulces como galletas, su papel en encuentros sociales y su contenido de cafeína, que forma parte de rutinas cotidianas en distintos países. Su consumo se integra en hábitos que se transmiten entre generaciones y aparece en prácticas laborales, académicas y culturales que sostienen su relevancia global.
Con el paso del tiempo, diferentes investigaciones científicas han analizado los componentes del café y su relación con la salud. Entre los aspectos más estudiados se encuentran sus compuestos con función antioxidante, presentes de forma natural en el grano. Sin embargo, más allá de sus características químicas, un estudio reciente examinó un aspecto menos explorado: determinar cuál es el mejor momento del día para beber una taza. Este análisis se presenta en el editorial “¡Empieza el día con un café por la mañana!”, del cardiólogo suizo Thomas F. Lüscher, publicado en 2025 en el European Heart Journal.
En este editorial, Lüscher interpreta los datos de distintas investigaciones previas y los resultados de un estudio dirigido por el epidemiólogo Xuan Wang y su equipo, que analizó los horarios de consumo de la bebida. Esta aproximación permitió observar tendencias asociadas con la salud cardiovascular y con hábitos de consumo en poblaciones amplias.
Efectos generales del café según la literatura científica
El texto de Lüscher menciona estudios que han descrito diversos efectos del café en la actividad cerebral. Entre ellos se encuentra su influencia en la alerta, la concentración y la regulación de procesos vinculados con el estado de ánimo. Además, algunas investigaciones han asociado su ingesta habitual con riesgos menores de ciertas condiciones metabólicas o neurológicas, lo que contribuye a su estudio en poblaciones de diferentes países.
El editorial también hace referencia a estudios que examinan su impacto en la presión arterial, la actividad del sistema nervioso simpático y la respuesta del organismo al estrés mental. Estos trabajos muestran diferencias entre consumidores habituales y no habituales, lo que sugiere un proceso de adaptación fisiológica con el uso regular de la bebida.
Asimismo, Lüscher recuerda estudios que han encontrado asociaciones entre el consumo moderado y regular de café y una disminución del riesgo de mortalidad total. Aunque estas investigaciones no establecen relaciones causales, sí permiten examinar patrones en cohortes numerosas con seguimientos prolongados.
El mejor momento del día para tomar café
El punto central del editorial se basa en los resultados del estudio de Wang, que evaluó los horarios de consumo en más de 40.000 adultos en Estados Unidos. Los investigadores identificaron dos patrones principales: uno concentrado en la mañana y otro distribuido a lo largo del día.
Los resultados mostraron que quienes consumen café únicamente en la mañana presentan un menor riesgo de mortalidad general y un menor riesgo de mortalidad cardiovascular, en comparación con quienes no consumen la bebida o con quienes la ingieren en un patrón extendido desde la mañana hasta la noche. Según estos datos, la mañana aparece como el mejor momento del día para beber café dentro de los patrones analizados.
Relación entre el horario del café y los ritmos del cuerpo
El editorial explica que, al iniciar el día, el organismo experimenta un incremento natural en la actividad del sistema nervioso simpático, asociado con el proceso de despertar. Beber café en este momento encaja con ese ritmo fisiológico y no interfiere con el ciclo de sueño posterior.
En contraste, el consumo en la tarde o la noche puede alterar el ritmo circadiano y disminuir la producción de melatonina, hormona clave en la regulación del sueño. Esto puede afectar la calidad del descanso y, a su vez, influir en factores vinculados con la salud del corazón. Lüscher menciona que el sueño insuficiente o interrumpido se ha relacionado con riesgos aumentados en distintos estudios epidemiológicos, por lo que el horario de consumo adquiere relevancia dentro de los hábitos cotidianos.