Desperdiciar comida: el enemigo invisible del medioambiente, según expertos

El país pierde el 34% de los alimentos que produce, mientras millones de hogares enfrentan inseguridad alimentaria.
La ley pasó a sanción presidencial. Crédito: Colprensa

El desperdicio de alimentos se ha convertido en uno de los principales factores que agravan la crisis ambiental y climática. Cada vez que un alimento no se consume, también se desperdician los recursos usados para producirlo: agua, suelo, energía y fertilizantes.

Además, cuando estos residuos llegan a los rellenos sanitarios, liberan metano, un gas con un potencial de calentamiento 28 veces mayor que el dióxido de carbono.

Un problema ambiental que agrava la crisis climática

A nivel global, entre el 8% y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de comida que nunca llega al plato, y Colombia no es la excepción.

En el país, el desperdicio alimentario no solo representa una pérdida económica, sino también un impacto ambiental directo, vinculado a la sobreexplotación de recursos naturales y al incremento de las emisiones contaminantes.

El peso de la pérdida alimentaria y sus causas

Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), Colombia pierde el 34% de los alimentos que produce, lo que equivale a 9,76 millones de toneladas al año.

De esa cifra, el 63,8% corresponde a la producción, poscosecha y almacenamiento, el 20,6% a la distribución y el comercio minorista, y el 15,6% al consumo en los hogares. Solo en los hogares, los colombianos botan 1,53 millones de toneladas de comida, es decir, 32 kilos por persona cada año.

El 87% del desperdicio corresponde a alimentos perecederos, especialmente frutas (62%), verduras y tubérculos (25%), productos cuya producción y transporte demandan altos niveles de agua y energía.

De acuerdo con David Rodríguez, ingeniero ambiental de la Universidad Manuela Beltrán, “mientras cerca de un tercio de la población colombiana sufre inseguridad alimentaria, enormes volúmenes de comida nunca llegan al plato. La mayor parte de estas pérdidas se concentra en frutas, verduras y tubérculos, y proviene principalmente de fallas en la producción, la poscosecha y el almacenamiento”.

Desperdiciar comida también es desperdiciar recursos

Los 9,7 millones de toneladas de alimentos que se pierden cada año implican emisiones derivadas del uso de fertilizantes, transporte, energía y suelo, además de los gases liberados cuando los residuos se descomponen sin aprovechamiento. En ese sentido, el especialista señaló que reducir el desperdicio se convierte en una estrategia climática de alto impacto y bajo costo, capaz de disminuir las emisiones, mejorar la gestión de residuos y optimizar los recursos disponibles.

"El desafío es doble: mientras un tercio de los hogares enfrenta inseguridad alimentaria, el país sigue desechando millones de kilos de comida en un contexto de inflación y pérdida de poder adquisitivo", agregó.

En ese sentido, los 32 kilos de alimentos desperdiciados por persona al año dejan de ser una cifra técnica para convertirse en una advertencia ambiental y social, sobre la urgencia de transformar los hábitos de producción, consumo y gestión de los alimentos.