Entre los propósitos de Año Nuevo más frecuentes está bajar los kilos de más que dejaron las fiestas decembrinas, ir al gimnasio y mejorar la alimentación. Sin embargo, muchas personas se preguntan por qué, aun haciendo dieta, no logran perder peso e incluso, en algunos casos, terminan aumentándolo.
Y es que no se trata solo de escoger un tipo de dieta, ya sea keto, vegetariana, basada únicamente en grasas o aquellas más estrictas en las que la verdura y la proteína son protagonistas. Otros optan por el ayuno intermitente, incluso de hasta 18 horas, con la expectativa de alcanzar sus metas en 2026.
De acuerdo con especialistas en obesidad, diabetes y hormonas, el problema no radica únicamente en la elección de una dieta, ya que la genética cumple un papel determinante en el metabolismo de las personas.
La endocrinóloga Laura Bartolomé ha explicado por qué, en muchos casos, las dietas no funcionan. En el pódcast A lo grande, la médica señaló que para adelgazar “influye la genética, que determina aspectos como el apetito y la forma en que los alimentos se absorben, se utilizan o se almacenan; es decir, existe un componente ampliamente determinado por nuestra genética”.
Además, aseguró que cada cuerpo debe evaluarse según su propio proceso, pues el metabolismo y otros factores sociales, hormonales y emocionales pueden ser decisivos al iniciar un proceso de pérdida de peso.
“Que una dieta no funcione no es una cuestión de falta de voluntad. Es un tema complejo: cada persona es un mundo. No se debe juzgar ni dar consejos sin fundamento”, afirmó.
¿Perder peso es solo cuestión de voluntad?
En la misma línea, el médico psiquiatra y jefe de Intellectus HUSI, Patrick Verhelst, sostiene que bajar de peso no depende únicamente de la fuerza de voluntad, ya que “cuando perdemos peso, el cuerpo activa mecanismos para recuperarlo”.
El especialista explica que iniciar una dieta puede aumentar el apetito y hacer que el metabolismo se vuelva más lento, lo que favorece el llamado efecto rebote. También enfatiza que “no existe una dieta perfecta para todos”, pues los estudios muestran que algunas personas bajan de peso de forma similar con dietas bajas en grasa o bajas en carbohidratos.
Para la ciencia, lo fundamental no es elegir un tipo específico de dieta, sino encontrar una que pueda mantenerse a largo plazo, ya que esto resulta más efectivo, señala Verhelst.
Bartolomé también advierte que muchas personas realizan dietas sin supervisión profesional, consumen suplementos o siguen planes alimentarios estrictos sin acompañamiento médico. Además, en algunos casos, no incluyen el ejercicio en su rutina ni gestionan adecuadamente el descanso.
“No podemos esperar que algo tenga un efecto positivo sin considerar posibles efectos negativos. En el caso de los suplementos, siempre es necesario revisar qué evidencia científica los respalda”, indicó la endocrinóloga.
¿Cuáles son los horarios ideales para comer?
Para mantener hábitos saludables, una dieta balanceada y una rutina de ejercicio son la base. No obstante, el horario de las comidas también influye en el estado general de salud.
Según el doctor Rawdy, endocrinólogo e influencer en temas de salud, el tiempo mínimo de ayuno debe ser de 14 horas, por lo que recomienda los siguientes horarios de alimentación:
- Desayuno: de 8:30 a 9:00 a. m.
- Almuerzo: de 12:30 a 1:00 p. m.
- Cena:6:00 p. m.
“Si mantienes estos horarios, estarás comiendo de acuerdo con tu ritmo circadiano. Esto es clave porque, al alinear la alimentación con este ritmo, se favorece la regulación hormonal. Además, se genera de forma natural un ayuno intermitente de entre 14 horas y media y 15 horas y media”, explicó el especialista.
Este periodo de ayuno, concluye, contribuye de manera positiva a los procesos de recuperación del cuerpo, optimiza el descanso y mejora el funcionamiento metabólico.