La pólvora y sus graves consecuencias en Navidad: niños confunden los totes con dulces, advierten médicos

Según los especialistas, la mala manipulación de la pólvora ha originado el aumento de quemaduras graves en Colombia.
Hoy, con su hijo en casa y en proceso de recuperación, Marta envía un mensaje claro: “Que los papás estén más pendientes y que los niños no cojan pólvora, que no reciban nada de nadie. Esto no es un juego”. Crédito: Freepik

El uso de pólvora durante la temporada decembrina continúa dejando consecuencias devastadoras en Colombia. Médicos especialistas en unidades de quemados advierten que las lesiones causadas por artefactos pirotécnicos siguen en aumento.

Además, que son cada vez dejan consecuencias más graves, afectando principalmente a niños y adolescentes, aunque los adultos representan cerca de la mitad de los casos atendidos.

La médica Patricia Gutiérrez de Reyes, jefe de pabellón de quemados del hospital Simón Bolívar subred norte, afirmó que de acuerdo al Instituto Nacional de Salud a nivel nacional ya suman 620 casos de lesionados, con un incremento del 17 % con respecto al mismo periodo del 2024.

“Tenemos que entender que en nuestras casas no tiene por qué haber artículos pirotécnicos, ni siquiera una luz de bengala, porque son altamente peligrosas”, advirtió una médica experta en atención de pacientes quemados, quien ha dedicado toda su vida profesional al manejo de este tipo de lesiones.

Señaló que lo más preocupante que se ha evidenciado es que los más afectados siguen siendo los menores de edad, al reportarse 205 casos de los cuales el 33% corresponden a menores de 18 años que sufren quemaduras, amputaciones, lesiones graves en ojos y oídos.

“Entre los mayores riesgos identificados se encuentran los llamados totes, que por su apariencia pueden ser confundidos con dulces por los niños, llegando incluso a ser ingeridos, lo que provoca envenenamientos de extrema gravedad. Las luces de bengala, por su parte, generan quemaduras por llama cuando las chispas caen sobre la ropa, especialmente en menores de corta edad”, destacó.

Lesiones irreversibles y largas hospitalizaciones

Apuntó que las lesiones son graves en las personas que resultan quemados con pólvora.

“Nosotros hemos visto pacientes morir a esa edad por este factor”, señaló la especialista, recordando que una quemadura es un evento catastrófico con un impacto emocional, económico y familiar profundo.

Según la médica, el patrón de las quemaduras por pólvora es claro: el artefacto estalla frente a la persona, causando lesiones principalmente en el rostro, el tórax, las manos, los genitales y las piernas. En algunos casos recientes también se han presentado quemaduras en el cuero cabelludo y la cabeza.

No es una quemadura normal. La pólvora fractura, amputa y lesiona gravemente”, enfatizó.

En lo que va del mes de diciembre, ya se reportan amputaciones de falanges y pérdida de dedos, además de pacientes con lesiones oculares permanentes.

Dijo que aunque algunos casos se manejan de forma ambulatoria, muchos requieren hospitalizaciones largas, lo que permite reconstruir la verdadera causa de los hechos.

“Casi ninguno reconoce que estaba manipulando pólvora. Dicen que estaban observando o que el artefacto ‘cayó del cielo’, pero con el tiempo, especialmente cuando el niño habla, se conoce la verdad”, explicó.

Historias que no se olvidan

La especialista relató casos que permanecen grabados en su memoria: una adolescente de 16 años que murió de manera instantánea tras una explosión que le destruyó el hígado; niños que quedaron ciegos por chispas de pólvora; un taxista que transportaba pólvora debajo de sus piernas y falleció tras una explosión; y un bebé cuyo farol encendido fue colocado en su cuna, provocando un incendio fatal.

A estos riesgos se suman otras quemaduras frecuentes en la temporada, como las causadas por líquidos calientes, aceite hirviendo, sopas y preparaciones típicas navideñas, especialmente cuando hay descuido en el hogar.

Prevención, el único camino

Desde los hospitales y unidades de quemados, las campañas de prevención se mantienen activas durante toda la temporada. Existen alianzas con empresas y entidades educativas para promover el autocuidado, prevenir quemaduras eléctricas y educar a niños y familias mediante material pedagógico.

No obstante, la médica insistió en que la prevención empieza en casa. La palabra de esta Navidad debe ser ‘no’. Hay cosas que no y normas que no se deben infringir”, afirmó.

También hizo un llamado a acudir de inmediato a los servicios de salud en caso de quemaduras y evitar remedios caseros o tratamientos indicados en farmacias sin criterio médico, ya que esto agrava las lesiones y aumenta el riesgo de infección.

Responsabilidad familiar y social

Para la especialista, la responsabilidad es clara: “Cada familia en Colombia tiene la obligación de no llevar pólvora a su hogar ni exponer a sus hijos a sitios donde estén en riesgo”.

Asimismo, señaló que el país debe avanzar hacia una cultura más estricta de protección de la niñez, como ocurre en otras naciones donde estos hechos tienen consecuencias legales y sociales más severas.

“El eslogan de este año es muy acertado: hay cicatrices que no se borran. No llevemos la pólvora como invitada a la fiesta”, concluyó.