La dieta nórdica ha empezado a llamar la atención gracias a los beneficios que aportaría a la salud. Esta surge en países como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia y se le atribuyen efectos como la reducción de presión arterial y el apoyo en la pérdida de peso. Aunque no representa la alimentación diaria de toda la población escandinava, sí consolida principios analizados por centros académicos y de salud.
¿Qué es la dieta nórdica?
La dieta nórdica se diseñó a partir de alimentos regionales, de temporada y centrados en el origen vegetal. Fue creada con la colaboración del restaurante NOMA de Copenhague y retoma elementos tradicionales de la región. El Dr. Frank Hu, profesor de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, explica que este patrón comparte características con la dieta mediterránea, en especial el énfasis en alimentos vegetales, pescados y cantidades limitadas de carnes rojas.
Una diferencia clave es el uso del aceite de canola, que reemplaza al aceite de oliva en este modelo. Según Hu, el aceite de canola aporta grasas monoinsaturadas y ácido alfa-linolénico, un omega-3 vegetal presente también en alimentos marinos.
Alimentos que componen la dieta nórdica
Los pilares de la dieta nórdica incluyen cereales integrales como centeno, cebada y avena; tubérculos; repollo; bayas; frutas de temporada; legumbres; y pescados grasos como salmón, arenque, caballa o sardinas. En Dinamarca destaca el pan Rugbrod, elaborado con masa madre y granos integrales.
Investigaciones citadas por Harvard señalan que los cereales integrales aportan fibra, vitaminas y minerales relacionados con la protección cardiovascular. Las bayas contienen antocianinas, compuestos que han sido asociados con menor aumento de peso y mayor flexibilidad vascular.
Diferencias y similitudes con la dieta mediterránea
Ambos modelos alimentarios, la dieta nórdica y la mediterránea, comparten el énfasis en alimentos vegetales y marinos. La diferencia principal es la preferencia por aceite de canola en la región nórdica. La dietista registrada Courtney Barth, RD, de Cleveland Clinic, explica que tanto el aceite de oliva como el de canola son insaturados y pueden formar parte de una pauta orientada a reducir inflamación. Barth señala que el aceite de canola permite cocciones a mayor temperatura, aunque gran parte del disponible en Estados Unidos es procesado y tiene menos antioxidantes que el aceite de oliva virgen extra.
Beneficios asociados a este patrón alimentario
Estudios observacionales y ensayos preliminares han analizado los efectos de la dieta nórdica en parámetros como peso, colesterol y presión arterial. Harvard destaca su posible impacto en la reducción de inflamación, mientras que Cleveland Clinic resume beneficios potenciales vinculados a menor riesgo de diabetes tipo 2, cáncer y enfermedades cardíacas.
El modelo también integra un enfoque ambiental: al basarse en productos locales y vegetales, disminuye el uso de recursos y la demanda energética del transporte de alimentos.
El Dr. Frank Hu indica que quienes consumen bayas, pan de centeno y aceite de canola pueden adoptar la dieta nórdica sin esperar resultados definitivos de investigaciones futuras.
Qué comer y qué evitar
La dieta nórdica propone consumir granos integrales; bayas; tubérculos como zanahorias, remolachas o nabos; pescados grasos; lácteos bajos en grasa como el yogur tipo skyr; y legumbres. Se permiten huevos y carnes de caza en cantidades moderadas. Estas recomendaciones coinciden con las guías compartidas por Cleveland Clinic.
Entre los alimentos que se deben evitar aparecen las carnes procesadas, productos con azúcares añadidos, fiambres con alto contenido de sodio, comida rápida y bebidas azucaradas. Las bebidas alcohólicas y la carne roja que no sea de caza se reservan para consumo ocasional.
¿Quién puede seguir este modelo?
La dieta nórdica puede adaptarse fuera de la región escandinava priorizando el consumo de productos locales disponibles en cada territorio. Courtney Barth explica que esta pauta puede ajustarse al mercado agrícola de cada zona y a dietas vegetarianas o veganas incrementando el consumo de vegetales y legumbres. El desafío principal es la planificación, especialmente en lugares donde algunos frutos típicos del norte no están disponibles.