La discusión sobre ron o aguardiente y cuál de los dos produce un guayabo más intenso es recurrente en reuniones sociales. En muchos casos, la percepción se forma a partir de experiencias individuales. Sin embargo, la información disponible indica que el malestar posterior al consumo de alcohol no depende exclusivamente del tipo de licor, sino de cómo el organismo procesa el alcohol y de los hábitos de consumo.
De acuerdo con una investigación de The New York Times, el cuerpo humano no distingue entre tipos de bebidas alcohólicas. Todas contienen etanol, que es la sustancia responsable de los efectos asociados tanto a la embriaguez como al guayabo.
El etanol y el origen del guayabo
Cuando una persona consume alcohol, el etanol es absorbido por el organismo y llevado al hígado, donde se transforma en acetaldehído, una sustancia que el cuerpo debe procesar y eliminar. Este compuesto está relacionado con síntomas como dolor de cabeza, náuseas, fatiga y malestar general.
La intensidad del guayabo se incrementa cuando la cantidad de alcohol ingerida supera la capacidad del organismo para metabolizarlo. En esos casos, el acetaldehído se acumula en la sangre y prolonga los efectos posteriores al consumo. Por esta razón, el volumen total de alcohol y la velocidad con la que se consume influyen de manera directa en el malestar posterior.
Sustancias organolépticas y resaca
Además del etanol, algunas bebidas alcohólicas contienen sustancias organolépticas, que se generan durante los procesos de fermentación y envejecimiento. Estos compuestos influyen en el color, el aroma y el sabor de los licores.
Según información del citado medio, los licores oscuros, como algunos tipos de ron, suelen tener mayores concentraciones de estas sustancias. En ciertos casos, esto se ha asociado con resacas más intensas, aunque la evidencia disponible señala que esta relación no es uniforme y puede variar entre marcas y procesos de elaboración.
Volumen y concentración alcohólica
La diferencia entre ron y aguardiente suele estar en el volumen ingerido y en la concentración alcohólica. El ron comercial suele tener entre 35 % y 40 % de alcohol por volumen, mientras que el aguardiente tradicional maneja rangos cercanos, dependiendo de la marca y del proceso de elaboración.
Cuando las porciones consumidas contienen una cantidad equivalente de etanol, el impacto metabólico es comparable, ya que el organismo procesa el alcohol de la misma manera sin distinguir el tipo de licor. Por ello, beber mayores volúmenes de una bebida con menor graduación puede producir efectos similares a los de una bebida con mayor concentración alcohólica.
El papel del azúcar en la embriaguez
Según información de la Fundación Pernod Ricard, existe la creencia de que las bebidas con azúcar generan mayor embriaguez y, por ende, un guayabo más fuerte. Esta idea no tiene sustento fisiológico.
La fundación explica que el azúcar no modifica la forma en que el cuerpo metaboliza el alcohol. Lo que sucede es que el sabor dulce puede ocultar la presencia del etanol, lo que facilita un consumo más rápido o en mayores cantidades. Ese aumento en la ingesta total de alcohol es el factor que incrementa el riesgo de embriaguez y de guayabo.
Hábitos de consumo y percepción del guayabo
El ron y el aguardiente pueden consumirse solos o mezclados, lo que influye en la cantidad final de alcohol ingerida. El contexto social, la duración de la ingesta y el ritmo de consumo pueden llevar a beber más de lo previsto, lo que explica por qué algunas personas asocian un licor específico con un guayabo más intenso.
La información disponible coincide en que no existe una bebida alcohólica que cause menos daño. El efecto final depende de la relación entre el organismo y la cantidad de alcohol consumida.
Cómo prevenir el guayabo
De acuerdo con The New York Times y la Fundación Pernod Ricard, no existe una forma de evitar por completo el guayabo, pero sí medidas que pueden reducir su intensidad. Una de las principales es comer antes de consumir alcohol, ya que los alimentos ralentizan la absorción del etanol.
También se recomienda hidratarse durante el consumo, alternando bebidas alcohólicas con agua u otras bebidas sin alcohol, lo que ayuda a reducir la deshidratación. Asimismo, moderar el ritmo de consumo permite al organismo procesar el alcohol de manera más gradual. Finalmente, se aclara que el café u otros estimulantes no eliminan la embriaguez, ya que solo el tiempo permite que el cuerpo procese el alcohol.