Luego de varios años, el municipio de Zipaquirá (Cundinamarca) inició un proceso de renovación de su centro histórico, que abarca más de 20.000 metros cuadrados de patrimonio urbano.
Esa población desarrollará una intervención que integra diagnósticos socioeconómicos, análisis de la dinámica comercial del centro, procesos de diálogo con actores públicos y privados y formación en técnicas de pintura patrimonial, involucrando a residentes, comerciantes y prestadores de servicios turísticos.
El alcalde Fabián Rojas explicó que la apuesta busca consolidar el centro histórico como un producto turístico competitivo a nivel nacional, mediante una base construida desde el conocimiento, la participación y la planeación.
Patrimonio, conocimiento y participación ciudadana
Como parte del proceso, la Universidad de los Andes realizó estudios de calas estratigráficas en sus laboratorios, que permitieron identificar los colores históricos de las edificaciones. A partir de estos análisis se diseñaron dos paletas cromáticas, que fueron sometidas a votación ciudadana en una jornada electoral participativa, inédita en el municipio.
Posteriormente, se adelantó la capacitación de maestros pintores locales, con el fin de que el conocimiento sobre la técnica de pintura patrimonial permaneciera en la ciudad. La pintura fue entregada para las intervenciones en primeros niveles, mientras que los trabajos en altura estuvieron a cargo de expertos de la Corporación Tierra SOS.
El proyecto, denominado Zipaquirá desde el corazón, se desarrolla mediante un convenio entre la Alcaldía de Zipaquirá, la Fundación Pintuco y la Corporación Tierra SOS, y ha contado con la participación de expertos como Alberto Escovar Wilson-White, doctor en conservación del patrimonio artístico y director del Museo del Oro en Bogotá, y el arquitecto John Octavio Ortiz, con estudios en arquitectura resiliente al clima de la Universidad de Harvard.
Turismo, identidad y dinamización económica
La iniciativa incorpora elementos orientados a la dinamización económica y la mejora del producto turístico. Entre ellos se encuentra la implementación de un cliente experto e incógnito, que evalúa restaurantes, hoteles y experiencias turísticas para retroalimentar la calidad de los servicios ofrecidos.
El proceso también ha promovido la puesta en valor de tradiciones locales, como el tradicional caramelito, mediante talleres liderados por una de sus productoras más emblemáticas, y ha permitido documentar cómo históricamente los colores de las fachadas estuvieron asociados a los partidos políticos de turno, práctica que se rompe con este enfoque democrático.
Según la Alcaldía, la revitalización busca que los habitantes se reencuentren en torno a su patrimonio, fortaleciendo el tejido social, la identidad zipaquireña y el posicionamiento del centro histórico como eje cultural y turístico de la ciudad.